¿Las estaciones de cambio de baterías son el futuro?
Conducir hasta un box, cambiar la batería, seguir conduciendo. Si un fabricante chino de vehículos eléctricos se sale con la suya, las estaciones de carga pronto serán cosa del pasado. En Lier, a 40 km al oeste de Oslo, se instaló a principios de 2022 la primera estación de cambio de baterías de Europa. Promete reemplazar de forma totalmente automática la batería en cinco minutos.
Para ello, se mete el coche en un box que se asemeja a un lavadero de coches. Un carro robot extrae la batería de la parte inferior del vehículo, se la lleva para cargarla y vuelve a colocar una batería recién cargada en la parte inferior del coche.
Deberían poder realizarse 312 cambios de batería al día. ¿Demasiado bueno para ser cierto? El servicio de Shanghái muestra que los clientes a menudo tienen que esperar hasta una hora, en el peor de los casos, dependiendo de si hay una batería con la capacidad adecuada disponible en ese momento. En otras palabras: suficiente tiempo para enchufar el coche en una estación de carga y cargarlo para unas decenas de kilómetros.
Otro obstáculo para la implantación de este sistema en Europa es que habría que estandarizar las baterías. Es desproporcionado el coste frente al beneficio de un sistema único para una marca de vehículos que hasta ahora, en Europa, solo existe en Noruega y que llegará a Alemania en 2022.
Por último, pero no por ello menos importante, se trata de un sistema que consume mucha energía y tiene muchos pasos mecánicos: Hay que levantar el coche, desenroscar la pesada batería y que un robot se la lleve. El cambio autónomo implica una multitud de sensores que requieren una gran capacidad de cálculo. Todo esto es energía que no llega a la batería.
Además, la tecnología de las baterías sigue desarrollándose, las capacidades aumentan y los tiempos de carga se acortan. En un Charger con la última tecnología de 800 voltios, ya es posible cargar del cinco al 80 por ciento en unos 20 minutos.
En definitiva, la sustitución de la batería puede funcionar para vehículos ligeros, como bicicletas o motos eléctricas, y también para vehículos grandes, como camiones y autobuses. En el caso de los turismos, se trata, en el mejor de los casos, de una tecnología de transición.